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miércoles, 6 de enero de 2010

El Niño no era tan pequeño

Hoy, 6 de enero, se ha vuelto a celebrar el Sorteo del Niño, un sorteo tradicional y apetecible se mire por donde se mire: tradicional por los años que lleva en la brecha llenando las arcas estatales y agujereando muchos bolsillos nada más empezar el año, y apetecible porque a él se enganchan los desafortunados del Sorteo de Navidad en un desesperado intento de paliar su mala fortuna navideña. Para postre, este año tenemos que incluir el aliciente de la miseria económica que arrastra a este país desde el estallido "oficial" de una crisis económica que, en época pre-electoral, era negada por activa y por pasiva por quienes ahora ostentan el poder político.

No obstante, esto es lo de menos. Lo más importante es que este Niño no ha venido al mundo ni descalzo ni desnudo, ni siquiera sin su pan bajo el brazo. Este Niño ha venido cargado de perras (de pasta, de guita, de money, de euros en definitiva). Ha sido un extra de Reyes para muchas personas, pero no para las suficientes; porque, para la mayoría de los habitantes del país, su economía seguirá siendo, mañana, tan mísera como lo era ayer antes del Sorteo de marras.

El premio ha sido generoso, como lo son todos los premios gordos -u obesos- que se dan en España: las pedreas contentarán a un puñado de gente que también había depositado -con el importe del boleto- un sinffín de ilusiones semi frustradas; pero las pedradas, que son las auténticas protagonistas de estos juegos de azar, son las que recibirá la inmensa mayoría de los que invirtieron y no han obtenido recompensa alguna por su inversión. En estos últimos casos (es la tragedia de la vida), el Niño ha sido un aborto al estilo de la ley moderna recién aprobada: no hay que ser mayor de edad para sufrirlo y tampoco tienen que dar cuentas a nadie.

Lo más gracioso de todo esto es que el padre de la criatura ha sido el mayor beneficiado: dado que a esta criaturita que ha nacido hoy casi nadie la quería, el Estado se quedará con la práctica totalidad de la patria potestad, con el nombre y los apellidos y con casi todo el Niño que -ojo al dato- supone casi el 90% de la asistencia pre y post-parto de una criaturita que apenas tenía pañales ni padrinos horas antes de su venida al mundo. ¡Ironías de la vida! En este caso, el Gobierno tampoco puede hablar de crisis porque el Niño le ha traído un pan de a kilo bajo el sobaco. ¡Los hay con suerte!

Y el resto, a esperar otras oportunidades, a seguir buscando trabajo o a esperar que el enriquecido Gobierno se saque de la chistera un remedio para las miserias que nos aquejan en forma de conejos laborales o de palomas con ayudas económicas para familias desempleadas. Porque hasta dentro de 12 meses -no 9 como suele ser un embarazo normal- no volvemos a la sala de partos.

6 comentarios:

txomin dijo...

Lleno de sentido común

Unknown dijo...

A mi modo de ver tendrian que hacer un sorteo especial, no es justo que el estado se quede este premio y para postres le cobren a los afortunados la retencion de cada premio

J a c a dijo...

Que es el menos común de los sentidos, como ya sabrás Txomin. Por eso, en política y en juegos de azar no existe el sentido común, sino que priva el sin sentido.

J a c a dijo...

Marga, esto tiene relación con lo que le decía a Txomín: sería de sentido común; pero ya sabemos que en política y en juegos de azar...

Unknown dijo...

No se que pasa, pero hice un comentario y no esta publicado

J a c a dijo...

Pues aquí no ha llegado, querida Marga. Seguramente se tratará de un fallo en la línea; estos dñias, Internet falla mucho.